Debemos partir de una premisa: Una encía sana no sangra nunca.
Como no se acepta que sangre nuestra nariz o nuestros oídos, tampoco debe aceptarse el sangrado de las encías, pese a lo común de este hecho.
El sangrado gingival es sinónimo de encía enferma.
¿Por qué sangran las encías?:
La principal razón del sangrado es la acumulación de placa bacteriana, que puede causar una enfermedad conocida como gingivitis, o inflamación de las encías, que agravada puede provocar la caída de los dientes y, en casos extremos, otras complicaciones más graves.
Ante la presencia de bacterias que se pegan al diente próximas a la encía (placa bacteriana), esta se inflama. Esta inflamación que ocurre en la parte interna de la encía, determina generalmente un enrojecimiento del margen gingival (unión entre el diente y la encía) aumento de volumen del mismo y sangrado.
¿En qué enfermedad se presenta?
Es signo fundamental de dos enfermedades muy comunes: la gingivitis, en la cual el hueso que soporta al diente no está involucrado, y la Enfermedad Periodontal (antigua piorrea alveolar o paradentosis) y que si no se trata puede terminar con la pérdida del diente.
Ambas enfermedades son reversibles (especialmente la gingivitis y la Enfermedad Periodontal incipiente.)
Si le sangran las encías concurra a su odontólogo, este podrá solucionar este problema y evitar males mayores.
Principios de todo tratamiento Periodontal
1º Enseñanza de higiene bucal correcta (uso de cepillo dental y elementos interdentales: hilo dental, palillos o cepillos interdentales)
2º “Limpieza” de los dientes realizada por un profesional.
3º Control odontológico cada 6 meses
Para lograr éxito en el tratamiento deben cumplirse en forma rigurosa los tres pasos señalados.